La nueva versión del Misal Romano en lengua española incluye las modificaciones decretadas el 17 de octubre de 2006 por el Papa Benedicto XVI. Modificaciones que la Congregación para la Disciplina de los Sacramentos y el Culto Divino en el Vaticano instauró en octubre de 2006. En España, el 21 de abril de 2010, la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española dio el visto bueno al texto en lengua española de la tercera edición del Misal Romano y recibió la confirmación de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 8 de diciembre de 2015. Tras los trabajos de edición y de imprenta inauguramos el nuevo misal al inicio de la Cuaresma de 2017.
Además de pequeños cambios en la traducción de las oraciones, el Papa Benedicto XVI incluyó el recuerdo a San José en la plegaria eucarística. Destacamos un cambio en la epíclesis que notaremos en todas las celebraciones: donde pedíamos el Espíritu Santo sobre las ofrendas del pan y del vino “de manera que sean el Cuerpo y la Sangre de …” ahora diremos “para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de …”.
La expresión “por todos los hombres” más que una traducción era una interpretación “explicable en el clima de los primeros años de la reforma litúrgica y sujeta, por otra parte, a la variabilidad del texto en las diferentes lenguas modernas”, con fidelidad al sentido de las palabras hebreas que Cristo pronunció en la última cena. Esta interpretación es más propia de la catequesis que de la oración litúrgica. Además esta traducción puede dar a entender que la Redención de Jesucristo se extiende automáticamente a todos los hombres, sin importar la cooperación humana.
Mientras que la expresión “por muchos” es más fiel a la Tradición litúrgica de la Iglesia Latina. Evidencia que aunque la Redención es accesible para todos los hombres, no son todos los que la acogen adecuadamente y la hacen realidad en sus vidas.
En la carta del Papa Benedicto XVI a las conferencias episcopales en 2006, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino explicaba que la expresión “por muchos” refleja “el hecho que esta salvación no ocurre en una forma mecánica sin la participación o voluntad propia de cada persona”. Es decir, no todos aprovechan los frutos de esta salvación que Cristo sí ofrece a todos, pues algunos pueden cerrarse a ella o pueden rechazarla.
El Papa Benedicto XVI afirmaba que en su misión de anunciar la Buena Nueva, la Iglesia debe cuidar que «la Palabra debe existir como ella misma, en su propia forma, aunque resulte extraña; la interpretación debe ser medida por la fidelidad a la propia Palabra, pero, al mismo tiempo, ser accesible al oído moderno«.
Y añade: «la Iglesia tomó esta formulación de la narrativa de la institución del Nuevo Testamento. Ella lo hace por respeto a la Palabra de Jesús, para permanecer fiel a Él también en la Palabra. El respeto por la Palabra de Jesús es la razón para la formulación de la oración«.
Así expresa una mayor fidelidad a los textos originales del Nuevo Testamento (cf. Mt 26,28 y Mc 14,25) donde Cristo mismo «se reveló como el siervo de Dios de Isaías 53, y se identificó según la forma que la palabra del profeta esperaba”.
El Santo Padre también se refiere a la distinción entre «muchos» y «todos» que no exime a nadie de la obra de la salvación obrada por Cristo. Las «palabras del Señor hacen referencia también a “vosotros”, es decir, a los presentes, ampliándose después el alcance de la salvación al que aluden las palabras del Señor.
«Los muchos tienen una responsabilidad por todos. La comunidad de los muchos debe ser la luz en los candeleros, la ciudad en la cima de las colinas, levadura para todos. Es un llamado que se aplica a todos personalmente. Los muchos, que somos nosotros, deben conscientemente practicar su misión en responsabilidad por la totalidad«, asegura.
Comisión Episcopal de Liturgia en un mensaje que puede leer en este enlace: